Querido Antonio,
Ahora que los niños se han marchado no encuentro motivos para seguir a tu lado. Lo siento mucho, poco a poco, como el que no quiere la cosa, me fui alejando.
Han sido más de 20 años los que he compartido contigo, cuidando con gusto la casa mientras crecían nuestros hijos. Lavando la ropa, haciendo la comida y siento que hay algo más. Quiero algo más en la vida.
Dile a Maria y a la vecina que no he enloquecido, aunque parezca mentira.
Seguramente, mientras lees estas líneas, estoy en el tren que me lleva a mi nueva vida.
Siento mucho que te enteres de esta manera, pero ya nos conocemos, si a la cara te lo dijera, me daría mucha pena, y me quedaría a tu lado, igual que la prima Manuela con su esposo hace más de 15 años. No te preocupes, he dejado cena en la nevera y unos ahorillos en la caja de galletas.
No ha pasado nada raro, alégrate por mi Toni. Esta mañana me han echado del trabajo y lo he visto claro. Me he cortado el pelo, me he teñido de rubia y la ropa de luto se la he devuelto al cura. Me siento más viva que nunca, con muchas ganas de hacer lo que yo quiera, y lo que nunca me dejabas.
Por favor, no me busques. Es definitivo, entiéndelo, me he cansado de los gritos, los celos, las palizas, los reproches… Ninguno de los dos merece eso. Mientras estamos vivos estamos a tiempo, recuerdo los buenos momentos, que también han sido muchos, tan nuestros…
Sé que eres un hombre bueno, que pierdes los nervios y que si por ti fuera nunca me hubieras hecho daño. Nunca quisimos hacernos daño.
He encontrado la fuerza dentro de mi para dar este paso al darme cuenta que no te ayudo intentando cambiarte, menos soportando malos tratos, alguno de los dos tenía que decir basta.
Quiero que sepas que te doy un buen lugar en mi corazón, no podría guardarte rencor aunque quisiera, como padres de nuestros hijos, siempre estaremos unidos.
Me siento un poco triste y también estoy contenta.
Ves, al final he sido capaz.
De todas las cosas que hice por amor,
esta es sin duda la osadía mayor y ahora,
calma resbala sesgada en los surcos
de ciertos gritos y susurro calma.
Calma florece en la roca que choca
la calma por las horas rotas.
Calma pausada,
calma que alborota,
calma de curva directa a tu boca.
Calma de alma que brota
como calma de mar a su ola.